GRUPO II: Fandangos y cantes flamencos derivados del fandango. "- 5ª parte
GRUPO II: Fandangos y cantes flamencos derivados del fandango. "Cantes de compás"- 5ª parte
Fandango:
Variantes de Fandangos
1.Fandango extremeño
2.Fandango de Almonaster
3.Fandango del Cerro
4.Fandango de Valverde
5.Fandango de Huelva
6.Fandango de la Puebla
7.Fandango de Calañas
8.Fandango de San Juan del Puerto .
9.Fandango popular de Alosno
10Fandango valiente de Alosno
11.Fandango de Almería
12.Fandango de Paco Isidro
13.Fandango de Rebollo
14.Fandango de Rengel
15.Fandango de Pérez de Guzmán
16.Fandango del “ Niño de Fregenal”
17.Fandango del Gloria
18.Fandango de Manuel Torre
19.Fandango de Marchena
Fandango natural, jabera, malagueña, granaína y taranta son estilos que nacen del tronco común de los fandangos de baile, que al ser interpretados por artistas poseedores de facultades especiales, alcanzan mayor fuerza lírica, surgiendo como consecuencia de la recreación personal y representatividad de escenarios naturales muy diversos: en la reja fandanguera del amor, en la voz de la habera pregonando la venta de habas, en el Café de Chinitas de Málaga, en los jardines de la Alhambra y en las minas de Levante. Todos ellos, con una imponente carga de emotividad, excelente musicalidad e indiscutible garra flamenca.
El fandango es una de las formas musicales folclóricas más extendidas por todo el territorio español.
Si bien se mantiene la estructura métrica (quintillas y cuartetas octosilábicas), la armonía y los giros melódicos cambian de unas zonas a otras.
En el caso del fandango flamenco, es uno de los géneros más ricos en cuanto a su variedad temática, armónica y melódica.
La estructura de los fandangos es similar en todas sus variantes.
Consiste en seis líneas melódicas coincidentes en los versos métricos a excepción de uno (quintilla) o dos (cuarteta) que se repiten. El escenario natural del fandango cambia según el espacio vital o localidad donde se crea, aunque es posible encontrar un denominador común para su interpretación.
Fandango natural, jabera, malagueña, granaína y taranta son estilos que nacen del tronco común de los fandangos de baile, que al ser interpretados por artistas con facultades especiales, alcanzan mayor fuerza lírica. De este modo surgen estos estilos deudores tanto de la recreación personal como del carácter representativo de escenarios naturales muy diversos: la reja fandanguera del amor, la voz de la habera pregonando la venta de habas, el Café de Chinitas de Málaga, los jardines de la Alhambra o las minas de Levante. Todos ellos poseen una imponente carga de emotividad, excelente musicalidad e indiscutible garra flamenca.
“Una muchacha se asoma tras la reja de su ventana. Desde la calle el joven que la pretende comienza a cantarle un fandango con mensaje de amor que escucha felizmente mientras la brisa mueve la enrejada hoja de un ventanal, como llamando a la bella y joven mujer, que acaba asomándose a ella. Entre distraída y pícara, mira para otro lado cuando comienza a escuchar un repiqueteo de pasos. Un galante joven se aproxima a la reja rompiendo el silencio de la templada noche con su cante por fandangos. Le hacen el acompañamiento los maullidos de gatos en celo que andan por los tejados y las voces del sereno que va dando la hora en medio de la noche”.
Etimológicamente el nombre de “fandango” tiene una procedencia variada: del latín fatus del portugués fado, y, más lejanamente, del árabe zambra o el mozárabe jarcha.
Su melodía se caracteriza por su diatonismo, con un ámbito de 12ª (Mi2-Do4), cuyo ritmo ternario comprende un espacio o ciclo de 12 tiempos, que se empiezan a contar a partir de la segunda parte del primer compás.
Su combinación armónica es la cadencia andaluza en las partes instrumentales para marcar el compás. Tonalidad mayor o menor en las secciones de las coplas cantadas o de falsetas.
Es la guitarra su habitual acompañamiento instrumental y la estructura básica de los principales fandangos, tanto a compás como libres, es la siguiente:
Seis frases musicales que corresponden con los seis versos que se cantan. Cada una de estas frases consta de cuatro compases de 3/4. Se van intercalando dos líneas melódicas distintas: A (en naranja) y B (en verde), aunque se presentan siempre con pequeñas variaciones en los momentos cadenciales.
La composición literaria del fandango es una Quintilla octosilábica.
Se repite el primero de los versos en el tercer tercio del cante:
Variantes de Fandangos
Sin que con los estilos tratados quede agotado este amplio grupo de cantes, sí podemos afirmar que aquí se encuentra un buen número de los más representativos: desde el Fandango natural, matriz con la que numerosos maestros hicieron sus estilos personales, pasando por cuantos representan muchas localidades, comarcas o provincias de Andalucía.
1. Fandango extremeño
“En la falda de la Sierra de las Cruces, desde la ermita que cobija a la Patrona de Don Benito, se escuchan ya los primeros ecos de los romeros. Los carros engalanados y la gente que se aproxima a pie lo hacen alborozados en esta fiesta del 12 de octubre.
Según van llegando, las familias se instalan en corro por su amplia pradera, posando sobre finos manteles los manjares preparados para pasar un excelente día. Traen ya las voces hechas de dedicarle canciones a la Virgen por el camino. Con reposo, buen gusto, y una “miajina” de arte, los más destacados en la afición emprenden un interminable desafío con el fandanguillo largo acompañados por el rasgueo de las guitarras”.
Fandanguillo largo: el nombre viene de sostener los tercios del cante con florituras y ornamentos vocales.
El fandanguillo largo o valiente, que así se denomina por lo atrevido que es en el sostenimiento de sus largos tercios, se acompaña con el soporte musical de la guitarra y los “olés” de los espectadores. Se escribe en compás de tres por ocho.
Quintilla octosilábica. Aunque la temática del fandanguillo es variada, la popular romería que en honor a la patrona se hace el día 12 de octubre en el pueblo de Don Benito, es en este caso el motivo de inspiración de la presente letra.
2. Fandango de Almonaster
Bajo su palio, la patrona es paseada a hombros por los cofrades. Por todas partes se escucha el alegre y rítmico “fandango de Almonaster” que suena de boca en boca. La sucesión de letras, a cual más bella, surge con la espontaneidad propia de los onubenses”.
Huelva, inquieta y bulliciosa, con gracia y sal milenaria, combina su dulce y suave brisa de mar con la reciedumbre de su sierra de Aracena para ofrecernos su más rica y extensa gama de cantes flamencos.
El de Almonaster es una variante más del extraordinario repertorio de fandangos de que dispone esta provincia. Recoge del ámbito popular su aire ligero y bailable, lo que le convierte en uno de los más festivos de esta inmensa familia de los cantes onubenses.
Cante propio del pueblo al que representa. Por su raíz folclórica, con frecuencia se le incorporan los instrumentos típicos de la rondalla, tanto de cuerda percutida como frotada o de percusión casera.
La métrica literaria es una quintilla octosilábica. Se repite el primero de los versos.
Con frecuencia sus letras mezclan lugares geográficos con los más nobles sentimientos de amor.
3. Fandango del Cerro
su costumbre de cantar jamás morirá, pues el cante es memoria activa y transmisor de su cultura ancestral”.
Son unos fandangos que toman su inspiración del que hacer diario de los mineros.
El territorio donde surgen lleva el nombre genérico de Andévalo "una comarca de la provincia de Huelva", aunque estos cantes se hayan “empadronado” en forma más concreta sobre el cerro del mismo nombre, al sur de Aracena, lugar pintoresco en el que durante mucho tiempo han buscado su inspiración poética las gentes de aquellas tierras. Los buenos
aficionados reconocen en los fandangos del cerro una excelente veta musical, dándose la circunstancia curiosa de que, a pesar de nacer relacionados con la mina, son, en cierto modo, cantes de evasión, ya que las letras hablan de cosas del campo y del amor.
Fandango del cerro: cante propio del pueblo al que representa.
Con frecuencia las palmas marcan el compás a la guitarra, el cante y el baile.
Puntos geográficos de ámbito local, y a veces el excesivo celo en elamor son la principal inspiración de sus letras.
4. Fandango de Valverde
Entre su gran variedad se destacan los de Valverde del Camino, que cultivaron y popularizaron por toda España un gran número de intérpretes. La industria artesanal del calzado, sobre todo con las botas de media caña, así como las buenas sillas de monta para los mejores caballos de Andalucía, y en general cuantos aparejos son precisos para los animales domésticos, carros y coches de tiro, dieron justa fama a la villa onubense de Valverde del Camino, que también supo crear estilo propio de cante a través del “fandango de Valverde”.
Éste es el principal medio de expresión para amenizar sus labores y festejos, y, como vehículo difusor, le sirve para propagar con sus letras el arte y la belleza que enriquecen la vida cotidiana de tan singular población por toda la geografía andaluza y otras regiones de España. Gran atractivo para visitantes es su actividad artesanal, con los típicos talleres de guarnicioneros, alabarderos, carreteros y sus buenos caballos ensillados con monturas repujadas.
Las coplas del fandango de Valverde se caracterizan por su aire nostálgico y su expresión de dulce añoranza de la tierra, y son los animales el principal tema en que se basan sus letras, pues no hay jaca bien “atalajá” que no luzca atalajes de Valverde, donde el cuero se trabaja entre fandangos:
Como meta anual, su actividad desemboca en la romería del Rocío, donde desfilan los mejores caballos luciendo la artesanía que se trabaja con esmero en Valverde.
Fandango de Valverde: cante propio del pueblo al que representa.
Con frecuencia las palmas marcan el compás a la guitarra, el cante y el baile.
5. Fandango de Huelva
El matiz flamenco se ha ido acentuando con el transcurso del tiempo por el cultivo que de él han hecho las voces más privilegiadas del cante.
Huelva está considerada como una de las provincias más ricas y expresivas de Andalucía en lo que a cante se refiere. Puesto de honor merecieron Antonio Renjel y Pérez de Guzmán entre los innumerables cultivadores de este cante.
Para interpretar el alegre fandango de Huelva hace falta mucha gracia y soltura, y entrar con precisión en cada ciclo armónico de su ritmo bailable. Sus letras hablan de amor, de la naturaleza, de animales y de las faenas pesqueras de mar adentro, escenarios en que se inspiraron los hombres y mujeres de la Onuba fenicia, y siguen siendo el principal motivo de inspiración de los habitantes de hoy.
Surcando las aguas marinas, los barcos pesqueros que se adentran en el océano para faenar en los caladeros arrastran nostalgias que invaden los corazones de los más rudos pescadores, que, por necesidad espiritual, cantan sus añoranzas con su fandango de Huelva: Salió del Puerto de Palos. Cuando Cristóbal Colón, salió del Puerto de Palos; le lloraba el corazón y Huelva como un regalo, su fandango le cantó.
Fandango de Huelva: cante propio del pueblo al que representa.
Con frecuencia las palmas marcan el compás a la guitarra, el cante y el baile.
Quintilla octosilábica. Se repite el primero de los versos.
Huelva no sólo es marinera, que mira a través del mar a otros pueblos y continentes, a los que lleva siglos cantando; también tierra adentro tiene mucho que ofrecer y en qué inspirarse para expresar su ternura a la naturaleza y a sus más débiles criaturas.
6. Fandango de la Puebla
El “fandango de La Puebla” a parte de sus cultivadores locales tuvo entre otros mantenedores a Pepe La Nora, maestro del cante flamenco en general y excelente especialista de los estilos de su tierra.
7. Fandango de Calañas
Si decimos calañés, inmediatamente tenemos localizada la procedencia del individuo y también su peculiar indumentaria, a la que otorga un porte muy especial su típico sombrero de ala vuelta hacia arriba y copa baja, más estrecha por la parte superior que por la inferior.
Dicho sombrero junto con el también curioso abanico de fabricación casera con varillaje de caña se hicieron populares en otras provincias
españolas.
Del mismo modo se reafirma el molde o patrón del “fandango de Calañas”, cuya naturaleza le imprime sello de calidad, muestra del buen hacer de los calañeses.
8. Fandango de San Juan del Puerto
Curro La Nora pese a su corta vida de 41 años de edad, pues nació en 1901 y murió en 1942, además de actuar con los principales cantaores de su época, tuvo oportunidad de grabar en discos un interesante abanico de estilos: “fandangos de Huelva”, “siguiriyas”, “soleares”, “malagueñas”, etc., acompañado por la guitarra del “Niño Ricardo”.
Pepe La Nora dobló en tiempo de vida a su hermano, pues nació en 1903 y murió en 1983. Ello le permitió realizar mayor número de actuaciones junto a artistas tan significados como Chacón, Cepero, Vallejo o Manuel Torre, así como el dejar grabada su voz en un más amplio repertorio de cantes con las guitarras de Manuel Serrapí y Vicente “El Granaíno”. Y algo muy importante, tener suficiente tiempo para preparar en la vida y en el cante a su hijo José Valladolid Briones.
Arenas y Vicente “El Granaíno”. Es destacable en la andadura artística de Pepe Briones un primer premio en el programa “Lluvia de Estrellas” de Radio Nacional en 1961; sus actuaciones en “Primer Aplauso” de TVE, y su participación en el Concurso Nacional de Flamenco de Córdoba en 1965.
Con todas las buenas esencias del conocimiento y del sabor flamenco, quede para el devenir de futuras generaciones este “fandango sanjuanero”, que seguro provocará su afición por el valiente desafío que su amplio arco melódico impone, a la hora de su digna ejecución.
9. Fandango popular de Alosno
Todo está previsto para culminar con éxito el feliz encuentro, ya que la larga espera de todo un año creó grandes expectativas en el amplio número de participantes y en el público aficionado que aplaude sus actuaciones.
Los ecos del fandango popular de Alosno acarician los farolillos y guirnaldas que adornan el escenario y la plaza. Al tiempo, las bombillas relampaguean deslumbradas por la contemplación de tanta belleza artística musical y poética. La Villa de Alosno arde de emoción ante el derroche de arte y se enorgullece de ser la más rica en variedad de fandangos”.
Huelva no se conforma con una sola modalidad de fandangos, como podrían ser estrictamente los que llevan su nombre, sino que cada uno de sus respectivos pueblos tiene fandango propio. Entre los más representativos se encuentran los de la villa onubense de Alosno.
Éstos merecen ser destacados por su hermosa variedad, que los hace diferentes a los del resto de la provincia, predominando en ellos el estilo valiente, una expresión natural y una soltura y arrojo que requieren facultades poco comunes. Sus letras se inclinan a cantar especialmente las cosas del campo, y se refieren con frecuencia a los problemas del pueblo, con claras descripciones de sus habitantes y contornos. Aparte de los hombres del pueblo, han sido numerosos los maestros que cantaron estos ricos fandangos.
rica elaboración artística.
Quintilla octosilábica. Se repite el primero de los versos. La firmeza en el querer expresada en su letra recoge la entereza de los alosneros en sus compromisos o promesas.
10. Fandango valiente de Alosno
“Suenan voces de una refriega descontrolada, caen vasos de cristal y ruedan botellas por el suelo en el interior de una taberna.
Salen de ella dos hombres algo mojados de vino, uno sujetando al otro que desesperadamente canta en confesión las penas de su corazón herido por el desamor.
Se asoman los vecinos a las ventanas quejosos del ruido de los que salen de la taberna, pero no escuchan éstos sus quejas, pues ni el vino ni la pena por el amor no correspondido hacen hueco en sus oídos al clamar de los vecinos”.
También ha de tenerse muy en cuenta la valiosa aportación que unida al rico talante creativo de los habitantes de la localidad en general, hizo Paco Toronjo al engrandecimiento de sus estilos. Nadie duda de la influencia que los cantos litúrgicos han tenido sobre los más viejos del lugar, sus creadores, tan allegados a la fe cristiana, pues es un hecho muy
común en aquellos estilos de raíz folclórica la impregnación de ecos musicales de las obras tocadas o cantadas en las iglesias; sin embargo, con el “fandango de cambio de Alosno” se expresan cantando sentimientos más profanos.
Fandango de cambio de Alonso: cante propio del pueblo al que representa. El calificativo “de cambio” alude a que es una copla melódicamente más llana que da paso a otra de mayor expresión y más alta tesitura.
Quintilla octosilábica. Se repite el primero de los versos. La ruptura de un amor profundo por los negros avatares de la vida, o el desvío equivocado del recto sendero de la dignidad humana, provoca que la firmeza en el querer se rompa y que la otra parte quede sumida en el dolor y la desdicha para siempre.
11. Fandango de Almería
“Es la noche festiva del día del Corpus. La suave brisa mueve las guirnaldas y farolillos que engalanan el Paseo del Príncipe de Almería. Los ornatos penden de los cables atados entre farolas y árboles, intercalados en el estrellado cielo de la primavera avanzada. En el escenario, bellamente adornado e iluminado para la ocasión, comienzan a sonar alegres las guitarras. De pie, varios cantaores se desafían con letras llenas de intención y sana picardía, y un nutrido grupo de jaleadores palmeros animan el desenfadado, gracioso y rítmico baile de más de cien parejas”.
bailables, y aunque conservan un cierto sabor flamenco, se aproximan más a las jotas y otros cantes similares de otras tierras españolas. Su apogeo coincidió con la época de “El Rojo el Alpargatero” y Pepe “El Marmolista”.
Fandango de Almería: cante propio de la ciudad y provincia a las que representa. Por su raíz folclórica, con frecuencia se le incorporan los instrumentos típicos de la rondalla, tanto de cuerda percutida como frotada o de percusión casera.
Quintilla octosilábica. Se repite el primero de los versos. En consonancia con su alegre ritmo bailable, las coplas del fandango almeriense se expresan con desbordante alegría. Su variada temática no tiene límites.
12. Fandango de Paco Isidro
Paco Isidro por su afición y asiduidad a la romería del Rocío y a la feria de Sevilla, creó varias melodías de “rocieras” y “sevillanas”. Su excelente timbre de voz le permitió cantar muy bien por verdiales y malagueñas. Pero donde el depurado gusto y singulares quiebros de su voz alcanzaron la máxima expresión flamenca fue en los fandangos onubenses
de muy variada gama: cortos, valientes, rocieros, alosneros y serranos, diciéndose de él que por su afición a las letras de fandangos; podía cantar más de doscientas sin repetir ninguna.
Para suerte de los buenos aficionados al cante Paco Isidro dejó grabados en discos un buen número de cantes.
13. Fandango de Rebollo
Resulta difícil seguir la escuela creada por José Rebollo, pues él supo hacer del fandango tradicional de Andalucía que a lo largo del siglo XIX tanto proliferó, algo nuevo y diferente que solo a contadas gargantas de similares facultades les está permitido.
Llegó a ser uno de los cantaores más cotizados de su época, alternando sus actuaciones con Pérez de Guzmán y Antonio Rengel, entre otros maestros del cante, que en muchos casos trataban de imitarle. En Sevilla reciben su cante con admiración y le brindan una excelente acogida.
14. Fandango de Rengel
Ya formado como hombre se hizo muy popular, tanto por su cante como por su derroche de simpatía y ocurrencias llenas de gracia. Grabó en discos serranas y fandangos de su personal cosecha que durante largo tiempo fueron parte del repertorio histórico del flamenco como principal asignatura.
La voz flamenca de Antonio Rengel era recia y sentida. Fue su principal maestro Antonio Silva “El Portugués” figura del cante que no llegó a impresionar su arte en discos, y de quien conocemos su escuela a través de su aventajado alumno. Siendo de su propio sello el polo-petenera de cambio de la soleá. Aunque cantó muy bien otros estilos, donde puso su
marchamo o sello propio fue en el fandango de Huelva, al que dotó de extraordinaria grandeza con estilo señorial y jondo.
15. Fandango de Pérez de Guzmán
Cantaor genial y estudioso de los diferentes estilos del cante, asimiló muy bien los verdiales y malagueñas que le enseñara su buen amigo El Cojo de Málaga, de cuyas melodías y tiempos largos de ejecución sacó su mayor partido.
Pérez de Guzmán puso sello propio a un fandanguillo del Alosno, que aún en nuestros días sigue vigente como el de más hondo calado de cuantos estilos onubenses conocemos. Fandango grande, gallardo y retador, que sin perder su aire choquero, por su fuerza y brillantez figura entre los primeros.
16. Fandango del “ Niño de Fregenal”
Fue su descubridora Estrellita Castro, quien al escucharlo en un concurso celebrado en su pueblo, dándole ánimos le puso camino de Sevilla con tan solo 12 años de edad.
En la capital Hispalense ganó otro concurso y ello le valió un contrato para actuar en el Teatro Pavón de Madrid, cuyo debut fue el día 19 de Junio de 1926. El anuncio de su presentación decía: Se presenta el maravilloso cantaor sevillano ganador de la medalla de oro del concurso de Sevilla.
Esa misma temporada con tan solo 15 años de edad, actuó en los teatros madrileños: Fuencarral y Monumental Cinema. Y tras actuar en Valencia con el maestro Antonio Chacón, regresó a Sevilla donde vivió hasta el final de sus días, desarrollando una rica actividad artística, sin por ello dejar de hacer actuaciones en otras provincias de España.
Sus múltiples grabaciones discográficas son ejemplo claro de su buen hacer en todos los cantes, pero donde dejó impreso el inconfundible sello de su personalidad fue en los fandangos naturales. Sobre todo, en este fandanguillo largo extremeño:
Porque tengo sello propio
mi fandango es el mejor
donde yo vaya a cantar
que no me tomen por otro
que soy el de Fregenal.
17. Fandango del Gloria
Sus comienzos de cantaor en Jerez, los alternó con trabajos campesinos en cortijos, hasta que le llegó la oportunidad de actuar en los cafés cantantes de Sevilla, junto a muy destacadas figuras. Desde Sevilla viaja a Madrid para actuar en el Teatro Kursal Imperial en 1924, en el Teatro Monumental Cinema en 1927. Durante los años 1933-1934, formó parte del espectáculo “Las calles de Cádiz” de La Argentinita, junto a Pilar López, La Macarrona y otros excelentes intérpretes.
El Gloria fue un cantaor completo de buen compás y de gran personalidad artística. Si bien hay que significar su especialidad saetera, su gracia festera por bulería y su genialidad por fandangos, que afortunadamente para los aficionados del cante se pueden disfrutar en las grabaciones discográficas de tan excelente maestro.
18. Fandango de Manuel Torre
Su trayectoria profesional en el cante fue larga y fructífera, no se limitó a la interpretación, si no que creó varios estilos: siguiriyas, farruca, campanilleros, taranto y fandango natural entre otros, que siguen vigentes en nuestros días gracias al fiel seguimiento que de su arte hacen los cantaores de hoy.
Fueron numerosas sus actuaciones públicas en teatros compartidas con los cantaores más destacados de su época, e igualmente en reuniones de cabales..
Con las guitarras de Miguel Borrull Jiménez y Habichuela grabó en discos veinticinco cantes que han quedado como prototipo de su escuela cantaora. Un buen ejemplo es su “fandango natural:
19. Fandango de Marchena
ventas por el dinero que recogía pasando la bandeja. La oportunidad de abrirse camino en el mundillo del arte le vino, al
ganar el primer premio en un concurso de aficionados que se celebró en Fuentes de Andalucía. Ello le valdría el actuar en La Puebla de Cazalla, Morón de la Frontera y Osuna, donde el éxito fue tal, que seguidamente fue contratado cobrando cinco duros diarios en el Café Novedades de Sevilla.
La trayectoria artística de Pepe Marchena fue larga y muy llena de actuaciones públicas, junto a los más importantes cantaores de su tiempo.
Cine, TV, numerosas grabaciones discográficas, premios, reconocimiento y homenajes. Conocedor de todos los cantes, rompió los moldes de la falsa ortodoxia, porque quiso ser él mismo para expresar su propia poética y melodía. De entre sus muchas creaciones el fandango con giros envolventes y electrizantes, quitó el sueño a muchos imitadores incapaces
de su perfecta ejecución.
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